Ya sé lo que se siente morir.
Me encontraba en una ciudad con calles muy largas y estrechas. El piso era empedrado que casi parecía estar mojado por color que según yo, lograba percibir. A lo lejos se podía ver la naturaleza. Algo como un valle con montañas muy verdes y no muy lejos de los edificios estilo gótico de la ciudad.
Caminaba entre las calles cuando de repente comencé a prestar atención en el cielo. Se veía muy limpio, despejado y de un azul muy claro. Algo que parecían pájaros comenzaba a verse en lo lejano. A la vez, la gente empezaba a gritar y yo sin saber porqué, continuaba mirando el cielo. No tardé en darme cuenta que aquellos pájaros eran aviones y que por la distancia se veían inofensivos. La gente gritaba porque algo estaba provocando que se cayeran. Podía fijar la vista en uno y en pocos segundos, ese que no era un pájaro, se desplomaba pico abajo. Aunque era lejos se sentía la tensión. Me pregunté por mi familia, ¿en dónde estarían? ¿esto sería algo de lo que tendría que preocuparme?. Sin dar tanto vuelo al pensamiento comencé a buscarlos entre la multitud de gente que ya caminaba a prisa y sin sentido por las calles. Aparecían en un pequeño auto color rojo mi padre y mi hermana. Me subía con ellos y manejando sobre escaleras muy angostas tratábamos de huir de la ciudad. Por laguna razón sabia que había mas aviones en el cielo de lo que podíamos imaginar; eso, inmediatamente provocó que de la nada que desde muy alto aparecieran más. A lo lejos se veían como puntos negros, pero conforme iban bajando, parecía un bombardeo.
Lográbamos salir de la ciudad, llegando a un lugar en donde solo había pasto y una vías de tren. Esperábamos ahí e inmediatamente apareció un tren que no paraba, por lo que tuvimos que saltar alcanzando entrar en el ultimo vagón. Ahí estaba mi madre con alguien que parecía también mi hermana. La tensión ya había pasado porque según yo, el peligro se había quedado atrás. El tren estaba casi vacío y recuerdo tenía ventanas grandes por donde se veía el campo y el cielo. Caminé hasta el final del vagón a un espacio en donde podía sentarme y mirar hacia arriba a través de el techo de vidrio. Cuando así lo hice, me di cuenta de que un avión venia pico abajo justo directo hacia nosotros. Me quedé en serenidad viéndolo pero sabiendo que ese era el final. Después de eso, desperté.
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